Para muchos, de un momento a otro se hizo evidente el haber transitado en piloto automático sin cuestionar el por qué, cómo y para qué hacían lo que venían haciendo, o incluso cayeron en cuenta del absurdo de haber reemplazado la conversación cara a cara por mensajes a través de aparatos y emoticones que pretenden expresar gráficamente un estado emocional en particular.
Cabe preguntarse entonces, ¿cómo pudo ocurrir aquello? ¿Cómo es que el propio interesado o dueño de su vida no tenga claro por qué hace lo que hace? ¿Puede una especie gregaria como la nuestra, olvidar con tanta facilidad que somos lo que somos gracias a quienes nos atendieron, cuidaron y compartieron sus valiosas experiencias?
De hecho, nos vendría bastante bien recordar que “la especie elegida” – nominación entregada por algunos científicos a nuetra especie - , le debe su éxito éxito y dominancia al trabajo colaborativo y a su capacidad de adaptación, aspectos condicionados y posibles gracias a la creación de un sistema de comunicación y transmisión de conocimiento de generación en generación.
Ante esta revelación, el Mentoring de Desarrollo se erige como una valiosa herramienta capaz de conectar lo que
fuimos, somos y queremos ser, a través de la reflexión y el consecuente desarrollo de la consciencia.
La relación mentor-mentee realza la importancia y beneficios del respeto, dedicación e intención de querer establecer un vínculo entre dos personas.
La construcción de una relación de largo plazo en el Mentoring de Desarrollo desafía los tan alabados procesos acelerados y estandarizados que rinden honor al escaso recurso del tiempo, y que en muchas ocasiones inducen a equivocaciones, ausencia de compromiso e incomprensión de las expectativas creadas, derivando en frustración e insatisfacción.
Como consecuencia de las conversaciones y reflexiones –ocurridas dentro y fuera de las sesiones de Mentoring–, el aprendizaje mutuo se nutre e incrementa a través de nuevas perspectivas, desafíos de creencias y revelación del propio ser y de la otredad.
A través de esta sinergia se habilita la comprensión y decisión de la vida que la persona desea llevar y el mundo que quiere construir, fluyendo en este proceso de crecimiento y transformación permanente concordante con la realidad cambiante.
Abandonando las promesas de certezas, el Mentoring de Desarrollo proporciona una estructura resistente y a la vez flexible, que otorga la oportunidad de navegar, con consciencia y sentido, por el mar de aquello que no es posible controlar… circunstancias inesperadas, otras personas, o la vida misma.Como consecuencia de las conversaciones y reflexiones –ocurridas dentro y fuera de las sesiones de Mentoring–, el aprendizaje mutuo se nutre e incrementa a través de nuevas perspectivas, desafíos de creencias y revelación del propio ser y de la otredad.