Lunes, 06 Abril 2020 19:17

En la vida hay que sacar la pasión para afuera y hacer

Entrevista al cineasta Silvio Caiozzi

“Cuando uno está apasionado y convencido de lo que está haciendo, todo el mundo se convence solo”

Con más de cuatro décadas de carrera, el director de cine Silvio Caiozzi se mantiene activo a sus 75 años. Fiel a su manifiesto de no dejar nada, o casi nada, al azar cuando escribe el guion de una película. Entre los largometrajes "Julio comienza en Julio" (1979), "La Luna en El Espejo" (1990), "Coronación" (2000), "Cachimba" (2004), “Y de pronto el amanecer” (2017), el documental "Fernando Ha Vuelto" (1998), y el comercial “Indio Firestone” (1986), suma casi un centenar de premios, recibidos en importantes festivales de cine de Latinoamérica, Norteamérica y Europa.

En esta edición de Icimag conversamos con el realizador sobre cine, más allá del cine…

¿Cómo y cuándo te diste cuenta que querías ser cineasta?

Parece que yo nací con esta locura por el cine. Desde que tengo conocimiento, según lo que me contaban mis padres, los obligaba porque armaba escándalo si no me llevaban a ver películas. Nací con eso, con ese placer de ver en un principio imágenes que se movían con sonido, y después empecé a descubrir que era una posibilidad explicar cosas con la imagen y el sonido. Empecé a entender el sentido del arte cinematográfico, ya en la adolescencia.

De niño eras retraído y observador, ¿cómo lo contrarrestas con el cine, donde se “muestra” algo?

Creo que en el fondo uno termina siendo una cámara, el lente de una cámara, y eso es el cine. El director observa el mundo que lo rodea, los detalles, esa es la diferencia brutal con otras artes que son más abiertas. El cine es como de teleobjetivo, es la observación de pequeños detalles que representan toda una forma de vida de mucha gente. O sea no buscar "yo quiero lucirme", "yo quiero hablar" o "yo quiero decir", "yo soy el centro de atención" sino que al revés, quienes me rodean son el centro de atención, y creo que para hacer películas eso es importante.

¿A qué apela el cine, a la emoción, a la estética, es una mezcla?

Las grandes películas son aquellas con las cuales tú te emocionas. Tú, como espectador, dejas de serlo y pasas a ser parte de la película. La mayoría de las películas tú las miras como películas, ¿no?, desde afuera, pero las que son realmente importantes son aquellas en que te olvidas del resto del mundo y la película pasa a ser parte de tu vida, tú estás metido en ella. Cuántas películas maravillosas, que uno no las olvida nunca más, o personajes... Cuántas veces tú haces menciones, "oye me pasó tal cosa igual como tal personaje en esa famosa película". Esas son las grandes películas que logran atraparte, emocionarte, compartir ideas, compartir sensaciones, descubrir personajes que has conocido en tu vida, en la película. A mí de repente me han dicho, " si, el personaje de una de tus películas es igual que mi abuelo" por ejemplo. Eso es maravilloso, cuando la película es tan humana que captura a quienes la están viendo, y además los hace meditar. Una gran película te hace pensar, descubrir cosas que de repente tú las tenías pensadas pero no la tenía claras, ese es el gran cine y la gran gracia de esto, es otra manera de poder transmitir conceptos, conocimientos, humanidad.

Tú has trabajado bastante con literatura, con José Donoso, por ejemplo. ¿Cómo relacionas realidad, cine y literatura?

Siempre me ha gustado mucho trabajar con literatos porque me aportan una brutalidad. Para que una novela realmente funcione, él tiene que profundizar mucho los personajes, que es lo que a mí me gusta mucho en el cine, grandes personajes, muy profundos y muy llenos de sorpresas. Me aportan eso los literatos, mientras yo estoy viendo la forma audiovisual de transmitir la historia, elementos, sorpresas y emociones.

Y en cuanto a los personajes, ¿tienes algunos preferidos o entrañables como dice el cliché?

Tengo la impresión de que en mis películas los personajes son lo más importante. Tanto es así que hay personas que me han parado en la calle y me hablan como si yo no conociera la película. Por ejemplo en La luna en el espejo, el rol que hace Gloria Münchmeyer, ese personaje tan particular pero al mismo tiempo entrañable y reconocible. Esta mujer con poca capacidad intelectual, como que se quedó en el pasado, en el momento de ver películas antiguas. Ella no se da cuenta de que se viste de tal forma que, en aquellos años, sobre todo, mostrar la tirita del sostén era muy mal visto, pero ella no se da cuenta. Me han parado en la calle mujeres "¿oiga usted se dio cuenta que a ella se le ve la tirita del sostén y ella no se da cuenta?", como si fuese algo que yo no supiera que está hecho así a propósito. Eso me da mucha alegría, me ha pasado con muchos otros personajes. Tengo esa sensación de que los personajes de mis películas están vivos, son seres humanos, que la gente los toma como tal. Y para uno ese logro es lo más grande que pueda ver, haber creado algo que tiene vida propia.

Y en tu vida cotidiana, ¿también crees que son más importantes los personajes, en este caso las personas que tú ves a diario? ¿Se puede traspasar esa afirmación a la vida real?

Yo diría que sí, fíjate que en las cosas que pasan, suceden historias, situaciones, pero en el fondo son anécdotas, lo interesante es la persona que participó de esa historia, que les pasó a ellos, qué provocaron ellos en otras personas también, eso para mí resulta mucho más interesante que la historia, que el cuento mismo, digamos. El cuento mismo es anecdótico, además se parecen, tú ves la historia de la humanidad y empiezas a ver repeticiones de historias y de anécdotas en todas partes, en cambio el ser humano es mucho más, a veces difícil de entender incluso, pero es mucho más interesante qué pasa con el ser humano metido en una historia.

¿Tú ves primero lo que pasa en las historias, después lo trasmites al espectador y este lo interpreta?

Claro, desde chico soy muy observador y lo que en el fondo he hecho intuitivamente es tratar de, en una historia equis, ver cómo se comportan los seres humanos. Cuando estoy haciendo el guion se ríen de mí porque me transformo; en mujer, en niñita... Mi mujer se ríe mucho porque de repente camino como mujer, es porque estoy imaginando una escena y necesito sentir a ese personaje, qué le está pasando en un momento dado, entonces me meto como si yo fuese ese personaje en esa situación. Cuando estoy haciendo el guion y no he logrado meterme yo dentro del personaje, no lo puedo hacer hablar; escribo una frase y suena a mentira, no me funciona y a veces han pasado meses en que no logro que ese personaje hable, porque todavía no lo tengo completo dentro de mí. Y cuando se me arma se produce el milagro, de repente empieza hablar el personaje y puedo escribir, me salen frases, es bien curioso lo que pasa, es muy mágico, muy lindo.

¿Cómo es tu proceso creativo?

Lo que me pasa a mí es que de repente me encuentro con una historia, o una idea, o leo una novela por ejemplo y eso específico lo empiezo a ver cómo película. Puedo ver muchas cosas, encontrarme con muchas cosas interesantes, entretenidas, qué sé yo, pero no todo llego a verlo como película. De pronto me pasa, y me pasa muy pocas veces, que hay algo que se mete en mi mente y empiezo a ver imágenes de esa situación. Entonces siento la necesidad de hacer un guion de eso y no lo suelto, y pueden pasar años, y no lo suelto, y sigo y sigo metiéndome más allá, y ahí empieza uno a escribir. De repente me despierto con soluciones de personajes, frases, y anoto inmediatamente, porque uno se olvida con una rapidez asombrosa. Me han pasado anécdotas muy locas; por ejemplo ir en mi auto y de repente sentir la frase precisa, la situación perfecta (…) una vez como que me desperté porque un policía me mira feo y me doy cuenta de que no sé cuántas veces di vuelta a la plaza Italia. Me compré una pequeña grabadora por si me pasaba eso de nuevo y poder grabar. 

Todo eso está adentro tuyo, pero después tienes que convencer a un equipo, ¿cómo lo haces?

Es curioso lo que pasa. Cuando uno está apasionado y convencido de lo que está haciendo, todo el mundo se convence solo. Es muy raro, yo no soy bueno para convencer, pasa solo, parece que uno transmite e irradia pasión, alegría, ganas de hacerlo, que todo el mundo dice "¡ah, claro!" y te empiezan a apoyar. En cambio, cuando uno no está seguro, no pasa.

¿Cómo es ese trabajo en equipo, porque hay una etapa de producción, durante la filmación misma, luego la post producción?

Yo suelo estar en todas las etapas, pero diría que la película queda hecha cuando termino el guion. Hago guiones muy gruesos, donde describo todos los detalles. Cuando lo tengo completo, y cuando lo leo frente a gente como si fuese una audiencia para sentir qué pasa con el espectador, siento que la película está hecha. Lo que viene después es un proceso que está lleno de complejidades, de cosas que tienes que adaptar. Con los actores, por ejemplo, tú tienes en la cabeza un personaje determinado, buscas al actor que naturalmente se aproxime un poco a eso, pero nunca es exactamente eso, entonces yo le doy libertad, porque muchas veces me entrega más detalles de lo que yo había soñado, me aporta más.

Has recibido muchos premios, tanto en cine como en publicidad. ¿Para qué sirven?

Uno no hace cine buscando premios, partamos por ahí, el premio siempre es una sorpresa para uno, uno es el primer sorprendido y claro, es una alegría, una sorpresa más bien. Para qué sirven los premios… en el caso del cine sirven para que tu película tenga una presencia o un interés, que tenga una mayor visibilidad. No te asegura nada, pero sí te abre puertas de interés en los distribuidores internacionales.

En 1999 la película “Julio comienza en Julio” (1979) fue considerada la mejor película chilena del siglo 20. ¿Eso que significa para ti, es un honor, una carga, un tope en tu carrera?

Para mí eso fue mucho más que cualquier otro premio, porque sentir que es el público quien votó por esa película, quiere decir que el público se identificó y la recordó de tal manera que la eligió. Es extraordinario, es una sensación… honor, alegría, algo que tú no te lo esperas nunca, y hasta el día de hoy me emociona. Más que una carga, es como... no sube el ego, en el sentido de que siempre vas a tener que llegar a ese nivel. Es que no soy partidario de ponerse metas, yo nunca lo he hecho mi vida. Las metas son muy peligrosas, como decir “ahora me tengo que ganar el súper Óscar de no sé qué”. No veo la vida como una especie de competencia contigo, lo pasas mal. Creo que en la vida hay que sacar la pasión pa’ afuera y hacer. La gran mayoría de la gente no puede hacerlo, tienen que vivir y terminan trabajando en cosas que no les gusta hacer. Yo he tenido la suerte de poder hacer lo que me gusta, lo que me apasiona, entonces siento que vivir contento es poder estar siempre haciendo y desarrollando la aventura que te gusta y te apasiona, y tomarla como una aventura de vida, no como competencia.

¿En esa aventura, cómo tomas las críticas?, las positivas y las negativas.

Cuando las críticas son bien intencionadas y hechas por personas que saben, aunque sean negativas, son siempre un aporte. Antiguamente los críticos tenían más capacidad de análisis que hoy, en general. Este país tenía revistas importantes como la revista Ecran, donde había analistas de cine, yo me leía todo e iba a ver la película de acuerdo a lo que decían esas críticas; a veces estaba de acuerdo y a veces no, pero es apasionante cómo uno va aprendiendo. Hoy día casi no hay crítica, o poquísima. Me da una pena, porque además no permite a los jóvenes cineastas, a los futuros cineastas, aprender y tener una guía. Las guías hoy día son las modas, las modas de hacer el cine a lo tal... a lo Tarantino, por ejemplo, es un desastre... es un desastre eso.

Y en el cine, en general o en tu cine, hay varias películas en que se advierte un correlato histórico, si bien no necesariamente tiene que ser una película de historia. En ese sentido, ¿el cine es político? 

La política está metida en todo. El cine político, al que se le llama político, a mí en general no me gusta porque tiende a lo panfletario, y cuando yo veo una película panfletaria se me desinfla todo. Evidentemente hay grandes películas de contenido político, pero que son llenas de seres humanos adentro y de realidades magnificas. En esa línea, una que me impactó mucho fue Z de Costa Gavras, la película es de contenido político pero absolutamente humana y excelentemente bien hecha, fue un éxito mundial. A lo que voy es que todo tiene la visión del director, entonces eso está plasmado en un sello, llamémoslo político, pero no es tan así tampoco.

Pero igual el cine se sitúa desde un lugar...

Lo que trato de hacer, como te decía, es meterme yo en el tema, entonces en el fondo soy yo, soy yo el que está actuando ahí, soy yo el que está metido, uno se conoce a uno mismo, y ahí empieza a surgir la verdad, qué es lo que tu sientes, lo que te emociona, lo que piensas, lo que crees, lo que no crees, lo que ironiza, lo que te molesta. Cuando eso va a la pantalla, esa película empieza a ser verdad, es curioso pero cuando tú tratas de hacer cosas que no son tuyas, se huelen a mentiras, se siente la mentira.

Tú has trabajado, vamos a ponerle un adjetivo, con “grandes”, como se nombra en cine a Ruiz, a Aldo Francia, o en literatura a Donoso. A ti también te consideran un grande en ciertos círculos, ¿qué atributos crees tú que pueden tener estas personas, por qué se les considera así?

Todos estos personajes y grandes directores internacionales, yo creo que es porque sencillamente ellos han sacado para afuera lo que estaba dentro de ellos, pero además de eso algunos le han otorgado a lo que han hecho un mundo particular, un estilo. El mejor ejemplo de todo eso es Fellini, es tan grande lo que él crea como mundo cinematográfico que se habla de fellinesco, la Real Academia de la Lengua acepta la palabra fellini como un estilo. Entonces esos grandes personajes tienen algo en particular en lo que han hecho, y que seguramente no es consciente, no es que digan “voy a hacer un estilo particular”, no.

En una entrevista dijiste que el ser humano siempre podía renacer, ¿cómo lo podrías explicar a tus 75 años?

Eso lo dije en el sentido de la resiliencia. No creo que sea renacer, porque eso es empezar todo de nuevo, eso no existe. Creo que hablaba más bien de un ser humano al que no se le han abierto las puertas en ninguna parte y está aislado en su mundo sin salida, sin misión, sin objetivos, sin nada, y de repente se le puede producir el milagro de encontrar algo en la vida que lo motiva. Puede pasar a cualquier edad. No pasa muy habitualmente pero pasa, quiere decir que el ser humano dentro de él tiene esa capacidad, la capacidad de salir a flote en algo que a él realmente le gusta, que le apasiona. Al mismo tiempo es muy dramático porque te das cuenta que la mayoría de la gente nunca llega a tener esa posibilidad. Luchando por vivir, por la plata, por tener, se queda toda la vida sin encontrar cuál es realmente su camino. Y lo que es peor todavía, muchos padres hasta el día de hoy exigen “sigue este camino, no ese, este”, “no papá si yo quiero ser cantante”, “olvídalo, tienes que ser médico o ingeniero, o experto en computación”.

Y finalmente, ¿hay algo que se pueda contar de tus proyectos actuales?

En este momento tengo una idea general, pero estoy en una etapa de esperar que se produzca la magia.

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