Amanda céspedes plantea tres claves para aprender a responder a las necesidades emocionales de los niños, en vez de reaccionar con agresión o violencia.
“Tenemos varios cerebros y en Occidente se valoriza sólo uno, el que está en la cabeza. Y están otros; el cerebro del corazón (su función principal es la intuición); también está el cerebro del intestino (cuya función es alertarnos de las amenazas); otro es el cerebro de la inmunoglobulina (su función es protegernos de los peligros físicos); y está el cerebro hormonal (con objeto de mantener un equilibrio integral). Pues bien,
¿Qué hacer para responder?
- Lo primero, aprender a cancelar la voz de la mente y escuchar la voz del corazón.
- Internalizar que la labor con los niños es una labor trascendente, cada acción, cada palabra, cada gesto, está haciendo historia en ese niño.
- Vivir cada instante como el más importante del día. Esto lo he aprendido con mis grandes maestros: los perros.