Miércoles, 08 Mayo 2019 09:00

Entrevista a pianista rapa nui Mahani Teave

“Es tremendamente importante el enfoque que nosotros, emocional y espiritualmente, tengamos hacia nuestra vida”

Un cálido mediodía del mes de marzo nos reunimos con la pianista de origen rapa nui, Mahani Teave. La cita fue en el café Wonderland, en el barrio Lastarria. El propio ambiente del lugar ya predisponía a que sería un encuentro especial; un espacio muy british, acogedor y evocador de la hora del té en casa de la abuela. Mahani comienza a hablar y automáticamente nos ponemos en “modo escuchar”. Voz templada, actitud serena y enfática a la vez; una mujer poseedora de gran carisma y una sabiduría que sobrecoge, dados sus tempranos 36 años.

Pianista, directora de una ONG, madre, referente de una cultura originaria. No es de extrañar, entonces, que en 2007 fuese elegida entre las 100 Mujeres Líderes del país, por la fundación Mujeres Empresarias y el diario El Mercurio, y que en 2016 se la distinguiera con el Advancement of Women Award, de Scotiabank, por su liderazgo, disciplina y capacidad emprendedora.

PERSISTENCIA, DISCIPLINA, ESFUERZO Y ADAPTACIÓN

Empezaste a estudiar piano a los nueve años, ¿cómo te diste cuenta a esa edad tan temprana que te gustaba la música, el piano, el oficio de músico?

A mí la música desde que era muy pequeña me encantaba. Conocí el piano la primera vez cuando viajé a visitar a mis abuelos maternos a Estados Unidos, a los siete años, y me fascinó, pasaba todo el día jugando con el instrumento. Cuando llegó una profesora de piano a la isla fui corriendo a su casa a pedirle “¡por favor, por favor, quiero aprender piano!”. Y ahí partió la tremenda odisea porque ella no quería enseñar, estaba jubilada, pero era tanta mi insistencia, que mi mamá me apoyó y habló con la profesora, le dijo “por favor enséñale aunque sea estas notas y después se va a cansar y se va a ir”. Así llegué a la primera clase de piano. Ella escribió en un papel, hizo unas rayas, escribió unas letras, hizo unos círculos y me dijo “estas son las notas, anda y apréndetelas”. Llegué a la casa y miraba esto y lo daba vuelta y no entendía nada, pero yo sabía que tenía que aprenderlo y demostrarle que realmente estaba interesada. Memoricé lo que vi y llegué a mi segunda clase, me dijo “ok, te lo aprendiste, eso que viste en el papel es un Re, y en el piano es esta nota, esta otra nota en el piano, según eso que te puse en el papel, ¿qué nota es?”, y empecé a sacar mis conclusiones y le dije que un Sol, y me dijo “ah, ya, ok”, y como que pasé esa primera prueba de fuego. Después de eso empezó a flexibilizarse, me empezó a enseñar con gusto, y empezamos a tener clases todos los días en su casa, después del colegio, me quedaba toda la tarde practicando.

Ahí empezaste este camino sin retorno... Pensando en que vienes de un lugar que está semi aislado geográficamente, que partiste siendo una niña, ¿cómo ha sido este recorrido?

Si veo un poco desde afuera cómo fue el proceso y todo este camino, fue de mucho esfuerzo, mucho sacrificio, y muy diferente al resto de mis amigos. Partió en la isla, y cuando la profesora tuvo que irse emigramos a Valdivia con mi mamá y mi hermana. Roberto Bravo me había escuchado y recomendó que me fuera. Irme a Valdivia fue la mejor de las opciones; mi mamá lo pensó muy cuidadosamente porque no quería que hubiese un shock tan grande en cuanto al lugar, la naturaleza, gente muy cariñosa, y el fantástico conservatorio también. También fue muy difícil para mí, me costó mucho el tema de la adaptación, o sea estaba aprendiendo, estaba con una fantástica profesora, Roberto Bravo también me invitaba mucho a tocar en sus conciertos, viajé mucho de niña y de adolescente pero fue muy duro, aunque también era parte del proceso y yo así lo entendía, que era parte del crecimiento, de lo que me estaban enseñando, y como músico, tu mejor profesor va a ser el momento en el que estás en el escenario, sola, tocando para cien o mil personas, porque ahí se ve todo el trabajo que has hecho, tu capacidad de concentración, de poder expresarte a pesar de los nervios, a pesar de todo. Y tuve experiencias muy lindas también, imagínate conocer tantas culturas distintas, gente hermosa, que te van expandiendo de alguna manera tu forma de pensar, de entender las cosas, y aprendiendo en todo momento.

Diste un gran salto desde Valdivia a Estados Unidos y luego a Alemania, ¿también te costó mucho o ibas con otras herramientas?

El siguiente cambio grande fue cuando me fui a Estados Unidos. Había conocido al profesor de allá el año anterior y me enamoré de su musicalidad y de su forma de enseñar, entonces decidí que ahí era donde quería estudiar. No tenía ningún sponsor, no tenía becas desde Chile, la universidad de allá me becaba con la mitad de los estudios, y todo el resto lo tuve que sacar con préstamos bancarios en Estados Unidos, y trabajé mucho en distintas cosas. Luego me fui a Alemania, yo ya estaba lista para irme y fue muy fácil el cambio, estando ahí fue la primera vez que dije “ahora estoy sola, cien por ciento sola”. Tuve periodos emocionalmente muy difíciles, algunas depresiones, pero salí adelante. Y en algún momento sentí que era el cierre del ciclo y volví a Chile. En todo este periodo siempre sentí el cordón umbilical con la isla, me tiraba muy fuerte y siempre sentía que quería ayudar en la isla.

RESPETAR LO ANCESTRAL Y FORMAR NUEVOS LÍDERES

¿Qué es lo que te moviliza? ¿Hacia dónde diriges esas buenas intenciones?  

Siempre he sentido que tengo que ayudar al planeta, y qué mejor que hacerlo partiendo del lugar de donde es uno. Todos estos estudios, los viajes, lo que me ayudaron a entender es que realmente todas las personas somos uno; tenemos formas de pensar distintas, de ser, intereses, pero adentro tenemos las mismas emociones, los mismos sentimientos, las mismas necesidades, nuestro planeta es uno, y las divisiones que hay son barreras que como personas hemos ido poniendo, y al final las únicas diferencias son las diferencias culturales, y son hermosas diferencias, son riquísimas y esas son las que hay que cuidar.

¿Cómo enfrentan en la isla el choque cultural que se da entre el rapa nui y el conti?

En la isla, el tema del choque cultural viene, siento yo, desde el tema histórico, porque el contacto con occidente siempre trajo mucho dolor, mucho enfrentamiento sangriento, se llevaron a miles como esclavos. Entonces de alguna manera se desarrolló una especie de desconfianza. Creo que esos temas históricos hay que mirarlos, hay que entenderlos, hay que asimilarlos, pero también hay que saber hasta qué punto son algo constructivo para nosotros y hasta qué punto nos están haciendo daño. Hoy día en la isla por ejemplo hay mucho racismo, y eso es tremendamente dañino, porque para empezar ya no hay gente cien por ciento rapa nui. Siento que en la isla tenemos que partir por decir “yo te respeto a ti como persona, seas rapa nui, seas alemán, o del continente, porque también me respeto a mí mismo”, y luego decir “tu cultura es distinta que la mía, yo tengo que cuidar la mía, si tú vives en la isla, ayúdame a cuidar esta cultura”.

¿A qué atribuyes lo de no cuidar o no respetar lo originario?

Son cosas que creo que hoy día en la isla estamos en una especie de nebulosa, donde las prioridades no se están realmente afrontando. Siento que no tenemos tiempo para estar sumidos en este eterno materialismo; hoy día estamos en una situación en la que nos queda poco tiempo en este planeta si no cambiamos nuestras prácticas, estamos en una crisis climática que es gigante, que muy pocas personas le están tomando el peso. Tenemos que cuidar nuestro planeta como nuestra casa y luego tenemos que cuidar lo que son los verdaderos tesoros de cada lugar, que son las culturas ancestrales, los conocimientos ancestrales. En el tema de la educación, enseñar a los niños a pensar, crear líderes, porque todos los niños que nosotros vemos hoy día van a tener que afrontar problemas que nosotros ni siquiera podemos imaginar, y que van a ser resultado de nuestra inconsciencia actual. No necesitamos niños que repitan la materia, necesitamos niños que piensen, niños que opinen, niños que decidan.

¿Cómo crees que se llega a formar niños líderes con esta conciencia amplia?

Primero parte en casa, por darle el espacio que corresponde al núcleo familiar, la familia son los primeros y los más importantes formadores de los niños. La persona que está a cargo de este niño, que diga “ok, aquí mi prioridad no es ir a trabajar para ganar plata para comprarme un auto nuevo o una tele más grande, mi prioridad hoy día es darle mucho amor al niño y enseñarle las cosas más pequeñas y que nosotros estamos ahí para acompañarlos, no para aplastarlos, no cortarles las alas”; los niños nacen con un saber que es gigante, nosotros debiéramos estar aprendiendo de ellos. Si uno deja que los niños lo guíen a uno, ellos mismos te van a ir diciendo lo que necesitan. Dentro del sistema de educación se pueden hacer tremendas diferencias también, desde el profesor, qué enseña, con qué enfoque, siento que tenemos que darle un enfoque espiritual a lo que se está enseñando, o sea no es enseñar números, no es enseñar fechas, no es enseñar la historia por enseñar la historia, es enseñar la historia para poder sacar las enseñanzas, para poder entender por qué suceden las guerras, por qué sometemos y causamos tanto dolor a otros y a nosotros mismos, y entender que nos estamos enfocando en lo equivocado. Quizás necesitamos enfocarnos en una educación valórica, mucho más potente, necesitamos líderes con una base ética, moral, absolutamente intachable, y que quizás se van a equivocar, pero que sean capaces de admitirlo, de pedir perdón si es necesario, de rectificar. Y decir qué es lo que uno puede hacer, porque no voy a esperar que los gobiernos hagan cosas, o que salgan nuevas leyes que regulen… tratar de hacer pequeñas acciones, que tal vez van a contagiar al vecino, empoderar a la gente, decirle “tú eres tremendamente valiosa, tu acción es tremendamente importante, y la acción de todos nosotros es absolutamente fundamental para que logremos algo”.

EDUCAR EN BASE A UNA COSMOVISÓN INTEGRAL

Una acción concreta en ese sentido es la creación de la Escuela de Música y las Artes Toki Rapa Nui, que también es una ONG. Cuéntame cómo nació la idea, cuáles son sus metas.

Cuando yo era pequeña no había escuela de música, se fue la profesora y se fue este hermoso sueño de poder estudiar música. Entonces ese sueño de tener una escuela de música, de arte, de alguna manera de potenciar todo lo que hay dentro de los niños y de los jóvenes de la isla, siempre me llamaba, me llamaba, me llamaba. Y de alguna manera se empezó a concretar… gracias a un par de personas conseguimos los primeros pianos que llegaron a la isla a fines de 2011, y el año 2012 junto con otros jóvenes rapa nui nos dimos cuenta de que todos queríamos ayudar a la isla, cada uno desde su lugar de expertise, y dijimos “¡Hagámoslo juntos!”, qué mejor que poder hacerlo como grupo, porque es mucho más potente, y formamos la ONG Toki (www.tokirapanui.org/); toki es la herramienta de basalto con la que se construyó todo en la isla, es como un cincel de piedra, con eso se hicieron los moai, las casas, los petroglifos. Y el concepto de la escuela era que cada uno de nosotros es un toki en este planeta, estamos todos tallando un legado.

¿Qué cursos imparte la escuela?

Aquí enseñamos gratuitamente a casi cien niños, y tenemos el área Clásica y el área Tradicional. El área Clásica incluye piano, cello, violín, hacen orquestas, trompetas, entrenamiento auditivo. Y el área Tradicional está enfocada en el tema del rescate del idioma, a través de canto ancestral, clases de idioma, de ukelele, y otras disciplinas baile y pintura corporal que cuenta historias en sus narraciones. En  2014 decidimos construir nuestro propio lugar y optamos por el sistema earthship que utiliza los materiales que se consideran como basura, neumáticos, botella, latas, y usamos seis años de “basura” de la isla, entonces estamos haciendo un trabajo de sustentabilidad también; tenemos un proyecto agroecológico para ver las formas óptimas de cultivar y rescatar especies y sistemas de cultivo ancestrales, combinados con  tecnologías top relacionadas con la agricultura orgánica.

Es una visión integral…

Lo que estamos llevando en Toki es con una visión que muchos no la entienden, porque dicen “¿cómo? Escuela de música, tienen la huerta, y ahora están viendo el tema de sustentabilidad”. Nosotros somos rapa nui y en rapa nui hay algo que se llama la cosmovisión ancestral, eso lo tienen todos los pueblos originarios que están todavía conectados con sí mismos y con la tierra. Nosotros no somos solamente el que da vuelta el tornillo, somos seres completos que tenemos que preocuparnos de nuestro desarrollo espiritual, emocional, intelectual, de nuestro cuerpo y de nuestra tierra, porque todo es uno. Entonces dentro de eso es que yo no podría no preocuparme del planeta, no podría no  preocuparme de lo que como, no podría no preocuparme del desarrollo de los niños fuera de lo musical. Imagínate una niña de ocho años que es capaz de pararse en un escenario y cantar sola… ella va a ser una adolescente que te puede decir lo que siente, lo que piensa, lo que cree que nosotros como adultos necesitamos mejorar, va ser un adulto que quizás va a saber también guiar grupos. Necesitamos estos líderes con una formación realmente integral. Sin embargo, ha sido súper difícil tener clases gratuitas, este año tenemos un déficit y no hay un sponsor milagroso que financie esto.

¿Crees que la música, como disciplina, como arte, influye en el desarrollo del ser humano?

La música influye absolutamente en el desarrollo de las personas. Para empezar, ocupamos ambos hemisferios del cerebro, cosa que creo que ninguna o que muy pocas disciplinas lo hacen. Tienes el tema intelectual, el tema emocional, es una forma en que canalizas todos los sentimientos de un niño que logra sacarlos. Es un espacio en el que el niño gana autoestima, porque se da cuenta de que sus propios logros son gracias a su propio esfuerzo. La escuela es un espacio donde la música unifica a todos; tienes en una orquesta niños de distintos trasfondos culturales, de distintas edades, hombres y mujeres tocando juntos, o sea un niño cellista que es capaz de seguir la entrada de una primera violinista, que una y otra vez ella le indica… va a ser un hombre que va a saber respetar a una mujer, va a ser un hombre que no la va a golpear. También el trabajo en equipo, se dan cuenta de que “sueno muy bien tocando sola, pero si lo hago junto a otra persona quizás es más entretenido, y si lo trabajamos y nos preocupamos de pulirlo suena mejor”. Y trae alegría para mucha gente, si tienes niños más felices, si tienes padres felices, tienes una comunidad que está mejor, es algo que va sanando.

Tú eres muy joven y has hecho muchas cosas, ¿gracias a qué crees que has logrado hacer tanto en tan poco tiempo?

He podido cumplir muchas metas, muchos objetivos, creo que porque estoy mentalizada en que la vida es tremendamente corta, en que realmente no hay tiempo para sentarse a esperar. Si hay cambios que quiero ver, hay que partir por uno mismo y enfocarse a hacerlo no más. Siento también que las oportunidades se presentan, pero jamás de la forma en que uno las espera, uno siempre espera muy cómodamente a que las cosas se den como uno planificaba o se imaginaba. Sin embargo las oportunidades siempre están disfrazadas; por ejemplo que estás tratando de lograr esto y no resulta, no resulta y no resulta, y de repente te das cuenta de que quizás no era por ahí el camino. Y ahí ves que se cerraron cien puertas pero hay una ventanita chiquitita abierta, y que para subir y llegar a esa ventana hay que subir y esforzarse mucho, pero ahí está. Yo creo mucho en el esfuerzo, trabajo muchísimo, creo mucho en la gente, en las personas, en la bondad. Elijo creer en las cosas buenas, y las cosas malas elijo tratar de cambiarlas. Creo que es un tema de decisiones; no tengo tiempo para aburrirme, no tengo tiempo para no hacer nada. Y aprovechar de disfrutar también la vida, gozarla plenamente, y tratar de contagiar a otros también, decirles “mira, sea lo que sea lo que tú haces, puedes cambiar la vida de muchas personas, desde el lugar donde estás”. Es tremendamente importante el enfoque que nosotros, emocional y espiritualmente, tengamos hacia nuestra vida. Hay muchas dificultades, créeme que no me ha tocado una vida fácil, aunque muchos pueden pensar que sí, ha habido tiempos muy, muy difíciles, de mucha carencia, con obstáculos tremendos, pero aquí estamos, estoy bien y siguiendo adelante.

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